Ante la búsqueda de L. m propongo como compañera de viaje y aunque siempre soy muy recia a mostrar lo que escribo, les comparto algo de mi primer trinchera... las letras. Lo escribí cuando tenía 16 años...
INTENTO DE UNA NO DESCRIPCION
¿Por que?
No solo soy un género,
acaso en eso se basa la verdad.
¡NO!
Soy más que eso, no soy un himen que jamás debe ser rasgado.
No soy un mar de impotentes lágrimas.
No soy la que debiera ser defendida.
No soy la encargada de mirar solo lo bueno.
No soy la única que debe luchar contra un monstruo opresor que me aprieta, me degolla, me hace morir, luego me revive y me destroza.
No soy dos enormes montañas por las cuales se debiera juzgar mi grandeza, ni tampoco dos largas piernas que debieran parecer de marfil.
No soy vanidad ni lujo.
No soy un ser que este dispuesto a la benevolencia ni a la lastima.
No soy un día ni un momento.
No soy una molestia, ni un gasto.
No soy una maquina dispuesta a complacer sin jamás ser complacida.
No soy una inagotable fuente de tareas y actividades.
No soy la única que debe luchar por si misma, contra sus sueños, sin saber como defenderlos, ni la única que no tiene respuesta a sus preguntas.
¡NO!
Jamás seré la única que no tiene respuesta a sus preguntas.
¡NO!
Jamás seré la única, porque soy mujer y punto. ¿Acaso tú puedes definirlo?
Fabiola B. G
Y bueno tengo algunos más recientes este es diferente, un poco más… sin preámbulos a ver que les parece.
De poco a poco trepaste por mi costado,
abriste mi boca y te comiste mis palabras.
Abriste mi pecho y ahí te recostaste por un
largo rato, tu pequeño cuerpo embona perfectamente
de pezón a pezón se media tu tamaño.
Cerraste mis manos diminutas haciéndolas
sentir llenas.
Comiste mi carne y te arrastraste entre mis piernas,
de un lado fui un rompecabezas.
Escalaste mi torso abriendo el cajón de mi cintura
y lo llenaste de piedras.
Trepando de arriba abajo, mi costado te sirvió
de escalera, guardaste tu ira en mi cadera.
Mi pierna quedaba entumida mientras tú te divertías
abrías mi muslo siempre que lo querías.
Tomabas mi cuerpo entre amarillentos y grisáceos
paisajes, tus ojos ardientes y delirantes
reflejando una mirada sublime que me acostumbro
a tus actitudes viscerales.
Trepaste a mi alma de poco, confiadamente
hasta que un día de un salto mi corazón arrancaste
y los cajones de mi cuerpo repletos de llanto y
vacíos de tus pisadas.
F. B. G.
1 comentario:
¡¡¡qué fuerte fabi!!!
justo caer en cuenta que las circunstancias nos atraviesan y que están más allá de nuestra individualidad, sin negar su peso en la experiencia personal, es el inicio de una crítica no sólo contestataria, sino destructiva y sobre todo GENERADORA...
...de la experiencia a la historia, de lo personal a lo político...
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